
Él recorrería la calle de la ciudad, provisto de aquélla extensa lista. Los nombres y direcciones estaban prolijamente anotados. La primera era la de su casa, su trabajo más difícil, allí imploraría que no lo amaran más, que ni siquiera lo recordaran. Le seguían los demás afectos, desparramados por otros lugares. El trueque era: amor por odio, no mejor, indiferencia. En su casa ya habían aceptado, paradójicamente por amor lo habían hecho. La mayoría de sus parientes y amigos se asombraban, no entendían su propósito. Llegó a visitar alguna novia del pasado, por las dudas, no vaya a ser que le guardara aún un pequeño afecto. En el encuentro con Pablo, su mejor amigo, fue donde encontró más resistencia, pero no logró hacerlo desistir de su objetivo. Caminó dos días enteros hasta que terminó agotado.
Luego tomó el otro papel, temblando de miedo e incertidumbre, llegó a la casa y pulsó el timbre. Lo atendió ella, la mujer con la que había hecho aquel extraño pacto, le entregó la lista con toda la gente que lo había amado, ella sonrió cruelmente complacida. Cuando pudo ver a aquel hombre vencido, acabado, recién le abrió sus brazos. Y él dominado, se entregó feliz...
Lili Frezza
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